lunes, 27 de febrero de 2012

¿GUACAMOLE O NO GUACAMOLE?


Ryan Seacrest entrevistó a Demian Bichir cuando pasó por la alfombra roja de los Oscares, se portó muy mono porque hasta habló con Maricruz Nájera la mamá del nominado.

Un momento después postea en su cuenta personal de twitter @RyanSeacrest: “Demian Bichir's story is incredible…the guy moved here from mexico and was making guacamole. Now he's nominated for an oscar. #inspiring”

Lo que es lo mismo que: La historia de Demian Bichir es increíble… el tipo se mudó de la ciudad de México para acá y hacía guacamole. Ahora está nominado para un Oscar. #inspirador.

Y eso fue suficiente para que todo mundo pusiera el grito en el cielo… lo que escribo no es por defender a Seacrest, sino para decirles a todos que son una bola de nenas.

Ahora resulta que se ofenden por algo que Demian dijo…

RECUERDEN que EL lo dijo en su presentación en los SAG,  le ponen la cámara enfrente y dice me vine de mi México porque quería manejar un taxi amarillo de NYC como Robert DeNiro en Taxi Driver y terminé haciendo guacamoles, mi nombre es Demian Bichir y soy actor mexicano.

Ahora resulta que al hijo sándwich de la dinastía que acaparó el cine nacional en la década de los 90’s cuenta historias que le resultan convenientes, porque a los gringos les llama mucho más la atención un hombre que ha luchado arduamente que uno que es exitoso.

Nada le costaba a Bichir decir en los SAG que tiene una larga carrera en México su nombre y que es actor… el también le está sumando al cirquito.

No pueden culpar a Seacrest por repetir lo que el propio Demian hizo de su conocimiento…

Además, en el restaurante “Rosa Mexicano” que es donde trabajaba en La Gran Manzana, el hacer guacamole es una actividad especial, no es como que lo tenían encerrado en la cocina confinado a una esquina donde la Border Patrol no lo pudiera encontrar.

Por el contrario, tienen unos carritos especiales para el “showcito” del guacamole… pues el encargado de hacerlo va hasta la mesa de quien lo solicita y ahí frente a sus ojos comienza a cortar aguacates.

Así que tampoco se azoten… el señor Bichir hacía un trabajo que en nada demerita el resto de su actividad laboral.

Luis Miguel y la Arena Ciudad de México


Ya descubrí porque Luis Miguel conservan a sus fans a pesar de no invertir en su espectáculo. Lo he dicho muchas veces, pero lo repito, a mi Luis Miguel no me gusta… ni físicamente ni como canta, mucho menos toda la locura y conmoción que causa.

Pero esto no significa que no reconozca que es un hombre atractivo, que canta bien y que sobre todo le saca provecho a lo que tiene.


La noche del sábado tuve oportunidad de verlo como nunca, en primera fila y en el área de las fieles seguidoras, nunca creí que me iba a tocar estar en esa posición.

Tengo dos amigas que sé son acérrimas fans del Sol… pero en nada se parecen a varias de las que conocí esa noche… que no se explicaban que yo estuviera ahí sin cantar, bailar y gritar a todo pulmón el nombre del cantante.

Una en particular se dedicó a molestarme, si, a molestarme, porque no le gustó otro lugar que no fuera mi oído izquierdo,  para estar gritando “QUE GUAPOOOOO… QUE GUAPO CARAJOOOOO… QUE GUAPOOOOO… QUE GUAPO CH%&$A… QUE GUAPOOOOO… QUE GUAPO CARAAAAAAY”  y así las 2 horas de concierto.

Impecablemente vestido con un traje perfectamente cortado y a la medida,  el hombre se vio generoso con su público porque por lo regular sus presentaciones en el Auditorio Nacional eran de 1 hora con 20 minutos y como ya mencioné ahora les regaló 40 minutos mas de su música.

Peinadísimo hasta las últimas consecuencias y con un corte de cabello insuperable, hizo sólo un cambio de vestuario, dejó el traje por un pantalón gris, camisa negra y saco negro de terciopelo.

Cantó con mariachi, cantó boleros (no muchos para mi buena fortuna) y muchos de sus éxitos… todo esto paseándose de un lado al otro del escenario, haciendo contacto visual con todas las posibles, mismas que dejaba medio atontadas ante la atención.

Como siempre le aplicaron la del “calzón chino”, si, cada vez que él se acercaba a darle la mano a sus fieles mujeres y uno que otro hombre, sus guardaespaldas el morenazo que ya todos conocemos y otro que parece Andy García lo agarraban por la parte posterior del pantalón por si a alguna “creativa” se le ocurre jalarlo de mas no se les vaya a ir de boca al suelo.

El asunto es que yo estando en ese lugar privilegiado, tuve oportunidad de estar parada junto a una de estas acérrimas seguidoras, cuando ella disfrutando del concierto y la imagen de su ídolo a escasos metros, él viéndola a los ojos le canta “Con tus besos”.

Yo que no era el receptáculo de su mirada, ni de su dedicatoria al cantar… me sonrojé e hice lo que hago cuando un hombre me provoca… cosas: me mordí la trenza y me enredé en el reboso… EN SERIO.

Lo bueno es que no me gusta y que fuera de ese momento, no causa el mas mínimo efecto en mi… si no… bueno seguiría buscando mis “undies” en la Arena Ciudad de México.

QUE PENA CON LAS VISITAS
En serio que si… Luis Miguel fue el encargado de inaugurar el escenario de la tan esperada Arena Ciudad de México, dónde reinó la desorganización en todo y les relataré paso a paso como me fui encontrando con todos los bonitos detalles.

Al llegar a la entrada del estacionamiento unos decían que iban a revisar la cajuela del carro, pero que hiciera favor de pasar con su compañero de más adelante en la rampa… mismo que me dijo que no.

Avancé en un corredor que lleva a la entrada de los diferentes niveles pero del lado izquierdo queda una especie de hueco donde hay materiales de construcción y cosas apiladas… en el estacionamiento, la mujer que estaba ahí para dar la bienvenida me dice: “Si gusta pasar a alguno de los otros niveles… o buscar en este… que ya no hay ya lugar”.

Me estaciono y me dirijo a la puerta donde, nadie sabe nada y nadie presta atención a nada.

Una vez dentro, lo primero que veo es un módulo a manera de estudio desde donde Mónica Castañena apropiadamente vestida para el evento, hace una transmisión especial para TV Azteca, comienzo a caminar por los pasillos buscando mi lugar y a las acomodadoras que les pregunté que fueron 3, ninguna supo donde estaba la puerta por la que me correspondía entrar.

Afortunadamente un edecan va y me rescata y me guía hacia el área de la ceremonia de inaugural donde pude percatarme de las partes inconclusas, las escaleras sin funcionar y los albañiles aún trabajando mientras los invitados esperábamos entrar al concierto.

Una vez que averigüé a donde tenía que dirigir mis pasos… nadie me revisó el boleto ni ofreció ayudarme a encontrar mi lugar… al terminar el concierto, todo fue el mismo relajo, sólo que a la salida la diferencia fue que las sillas, mesas y mobiliario para el área de cafetería que estaba envuelto en plástico, ya estaba sin el plástico y acomodado en su lugar.