lunes, 30 de agosto de 2010

"QUÉ PAAAAAASE LA PRENSAAAAAAA"


¿Quién abrió la puerta?... fue el grito de Laura Bozzo al vernos a todos metidos en la camioneta que trasladaría a Celia Lora después de haber estado como invitada en el programa de la peruana.

Yo en esos momentos estaba compartiendo el espacio con Diana Urdapilleta (Ventaneando) y Karina Riveros (Venga la Alegría), qué estabamos con la puerta trasera del vehículo abierta para poder alcanzar a Celia que estaba sentada en medio de su abogada y su madre.

Mientras ella lucía de lo más relajada y hasta un poco divertida diría yo, la abogada se altero cual si estuvieran tratando de atracarlas.

Y para quitar a 5 reporteras de la puerta fueron necesarios muchos elementos de seguridad, grandotes como roperos, empezaron conmigo que era la que estaba más a la orilla y literalmente me cargaron, luego Karina y al final Diana que hasta en el suelo terminó… las otras dos estaban atrás y a una ya le había tocado golpe en la cabeza y a la otra manoseada.

Después del jaloneo la abogada de los Lora se bajó a gritar que Celia iba a hablar… y lo hizo. Dijo que estaba muy tranquila, que no era cierto que estaba deprimida, que se habían portado muy bien en el reclusorio con ella y que ella tenía la percepción de que le habían hecho pagar su culpa más que a cualquier hijo de vecino.

Ella estuvo en todo momento tranquila y viendo el circo a su alrededor. Definitivamente si es una Celia distinta a la que golpeó a Martha Figueroa en la cara y la que ha perseguido incansablemente a Ricky Martin.

Ahora como el encargado de que la prensa no se le acercara a Celia y mucho menos hablara con ella era Christian el marido-chofer-acompañante-escolta-chacha de la “Señorita Laura”, sobre él se fue la abogada y no sólo en persona.

Una vez que el vehículo dejó las instalaciones de TV Azteca fue por teléfono que le cuestionaba como era que había sucedido eso… pero no se detuvo ahí, pues puso a todo su equipo a buscar al culpable de tal fechoría y hasta donde yo me quedé no se enteró y su hombre no tenía ni idea, estaba en la tonta… Pobre Christian, yo creo que hoy si duerme en el suelo.